DE MARÍA V.R. PARA ANNELIESE
BABEL DE AGUA Y TIERRA

Babel, torre de agua y tierra,
verdes líneas verticales,
un volcán vagina,
algas, ojos marinos
en el laberinto de las manos
que ahora son recuerdo.
¿Dónde está la bella Anneliese,
dónde sus flores y pétalos?
El perro sigue lamiendo
pero cómo curar las heridas
de esas gafas
que miran lo que ha quedado,
extremidades de la muerte.
Estupendamente jeringado, dijo él,
mitad brillante, mitad rugoso.
Evocaciones entre casas de papel.
Padre, hijo y madre.
¿Qué montañas subía Anneliese?
Verdes líneas verticales.
Una atalaya levantada por ella,
palmas de mujer.
Llegué tarde a su primavera,
No la vi manchada de arcilla,
sonriente.
¿Por qué una torre cerrada?
Quizás un sueño roto,
una idea equivocada,
una rosa en espiral.
Imperfecto camino,
barro y calor sobre la mesa
no fue desatino
pues aquí estoy yo pensando en ella
y Eva, y Norah, y Julio, y Ben
y sobreponiendo imágenes Rafael,
a ver si la encuentra de nuevo
entre rasqueta y pincel.